Carguen, apunten, fuego.

Relegados a controversia y polémica, los Parques Nacionales españoles se dirimen entre caza para unos pocos, ganadería en extensivo, etc…con lo objetivamente trascendental, custodiar su conservación.

Respeto a los cazadores, aunque no entiendo muy bien la pasión que en ellos despierta la caza. Si llegase a comprenderlos, destacaría cómo es posible que ciertos personajes continúen “gestionando” nuestro patrimonio natural más escaso y valioso. Algo contradictorio pero real en esta Spain is different.

El director general del OAPN (Organismo Autónomo de Parques Nacionales), Basilio Rada, aseguró en el debate organizado por Ecologistas en Acción, ¿Cazar en Parques Nacionales? que no se realizaría caza deportiva con fines comerciales en estas áreas protegidas. Mintiendo a los asistentes, algo cronificado ya en nuestra clase política, transcurren dos años de estas declaraciones para que el tiempo vuelva a colocar en el sitio preciso a quien pisotea palabra y credibilidad.

Tanto es así que el pasado 12 de noviembre se aprueba en el Senado la moratoria para prorrogar hasta el 2020 la caza en los Parques Nacionales, que como es sabido, constituyen las máximas figuras de la naturaleza en materia de conservación. La medida fue ratificada por el PP y rechazada por el conjunto de los grupos de la oposición con las dos únicas abstenciones de CIU y UPyD.

Basilio Rada, cazador y conservacionista, así se define entre bastidores, es capaz de cumplir a rajatabla lo contrario de prometer y prometo. Su “des-gestión” al frente del OANP le conduce al disparadero de las críticas tras su participación en una jornada de caza en la finca de Alberto Alcocer, El Avellanar, ubicada dentro del Parque Nacional de Cabañeros.

El noble arte de la caza

Cacería donde se abatieron gamos, ciervos y jabalíes. Constancia queda en las hemerotecas de la noticia por su nula ejemplaridad, nos estamos acostumbrando, y dejarse querer por lobbies cinegéticos de insistente presencia en las políticas medioambientales del Sr. Cañete, cazador y súper conservacionista como Rada…Hoy los Aznar, Cortina y Oriol siguen abrillantando armeros y cañones. Hasta el 2020 pueden seguir divirtiéndose…

Exhibida con su Majestad Juan Carlos I, podría decirse que el Sr. Rada obró como el “levanta liebres” de Zarzuela cuando el monarca acudía a fincas privadas para dar caza (de linaje viene la afición del Rey a las cacerías, lodges de lujo y noches de champagne francés y viagra) a sueltas de patirrojas criadas destinadas a tal efecto por el Ministerio de Medioambiente con dinero público.

Su excelsitud, gracilidad y conocimiento del noble arte de la caza convierten a esta persona de pequeña estatura, aspecto cándido y trato agradable, como servil ojeador real. Facilitador de presas, como el “mamporrero” facilita la cópula con la yegua, alza resuelto las carabinas de nobles e importantes caballeros, muchos en el puesto de espera como imputados en casos de corrupción.

Basilio Rada es máximo responsable por su partidista y absoluta incapacidad del OANP que dirige. Subalterno del MAGRAMA, se aferra a sillón como percebe a roca desoyendo incluso las quejas de 11 de los 15 directores de Parques Nacionales, en cuyas misivas se exponía el desacuerdo de seguir permitiendo la caza para favorecer intereses particulares y que fueron ocultas a su propio partido, el PP.

La escopeta nacional “returns”

Con la prórroga de la enmienda para cazar en Parques Nacionales hasta el 2020, se amplía el periodo de veda abierta a círculos Vips en espacios protegidos. Grupos conservacionistas como Ecologistas en Acción y Ascel, Asociación para la conservación y estudio del lobo ibérico (considerada de más prestigio por su rigor científico) avisan de lo que está ocurriendo con otras especies en peligro de extinción como el urogallo cantábrico. En el caso del lobo se sabe de algunos lugares donde se atenta contra el cánido de modo impune.

En el Parque Nacional Picos de Europa es masacrado sin compasión por los sheriffs del lugar en un santuario protegido las veces transformado en matadero. Los territorios que comprenden su área de distribución permanecen bajo el creciente acecho de miras telescópicas, cebaderos, venenos y trampas aceradas furtivas para hacerlos desaparecer del mapa. Su “regulación” a tiro de posta es el sesgo de la arbitrariedad, desconocimiento, venganza y la codicia de abatir cueste lo que cueste.

Relegados a controversia y polémica, los Parques Nacionales españoles se dirimen entre caza para unos pocos, ganadería en extensivo (con la consiguiente pérdida de biodiversidad, deforestación, contaminación de acuíferos y emisión de gases efecto invernadero) con lo objetivamente trascendental que es custodiar su conservación. Hoy, con la enmienda ratificada, se siguen exigiendo dimisiones sin que estas lleguen a producirse con la callada por respuesta.

Texto y fotos, Juanma Tobaruela